lunes, 26 de mayo de 2008

Camus II

"Los dioses habían condenado a Sísifo a subir sin cesar una roca hasta la cima de una montaña desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza. (...) Sísifo es el héroe absurdo. Lo es tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio a los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser se dedica a no acabar nada. (...) Si este mito es trágico lo es porque su protagonista tiene conciencia. ¿En qué consistiría, en efecto, su castigo si a cada paso le sostuviera la esperanza de conseguir su propósito?. (...) Toda la alegría silenciosa de Sísifo está ahí. Su destino le pertenece. Su roca es suya. Del mismo modo, el hombre absurdo, cuando contempla su tormento, hace callar a todos los ídolos. En el universo súbitamnet devuelto a su silencio, mil vocecitas maravilladas de la tierra se alzan. Llamamientos inconscientes y secretos, invitaciones de todos los rostros, que son el reverso necesario y el premio de la victoria." (de 'El mito de Sísifo')


El horizonte del texto es 'la muerte de Dios'. La falta de referentes absolutos, el descreimiento íntimo hacia lo culturalmente transmitido. La 'muerte de Dios' es también el descubrimiento aterrador de la soledad y vacuidad existencial. Las respuestas posibles ante este infinito escenario vacío en que el Universo y cada existencia se han convertido son variados. Algunas más ingenuos o artificiales que otras. Memorable el llanto del sepulturero de Schopenhauer, o el indecible e inhumano Superhombre, o las lamentos lúcidos de cierta poesía y narrativa del malditismo y el 'silencio'. También la vocación política, la confusión entre metafísica y política; verbi gracia, Sartre. En este maremagnun de inciertos tanteos insertamos el texto de Camus.


Para qué la libertad, para qué la existencia, para qué y cómo un Universo y vidas humanas radicalmente prescindibles. Por qué vivir. La 'muerte de Dios' como inédita y personal posibilidad del Silencio fértil; un Universo, una Historia, cada individualidad, cada alma, vueltas al silencio esencial. El ruido y los ecos son nuestros, y son ineficaces y son falsos y perjudiciales. Un alma que escucha por vez primera en un Universo realmente mudo su propio sonido, su propio susurro.


La silenciosa alegria y la silenciosa victoria del alma que puede, ahora sí, descubrirse a sí misma por vez primera. Una nueva alma en un nuevo Universo. La búsqueda y nueva experimentación de la propia subjetividad y de lo afuera-objetivo. El encuentro cómplice con otras almas afines. ¡Un lúcido y apasionado Jardín!

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