martes, 27 de mayo de 2008

El Desesperado

Aquí, enredado con José María Caín Marchenoir, 'el desesperado'. Un artista, sí, pero al modo de Kierkegaard y no de Rimbaud. Una repugnacia por el siglo que roza con el arte más sublime o con el misticismo. Una voluntad de infinito en lucha con la propia constitución biológica más cercana, aunque siempre disconforme, a lo mundano.

El lenguaje del libro de Leon Bloy es, quitando algunos párrafos geniales, un poco recargado. Creo que el libro ganaría mucho leído sin tanto oropel y sin la referencia directa a ese Dios y Cristianismo Puros e Imposibles.

También podría leerse, simplemente, en clave del genio, por definición indigente y enemigo (derrotado) de la mediocridad, por definición, triunfante.

Encantadoramente inocente su apología de la Gran Cartuja... No estáría mal, no, pero ¡la Cartuja no es el Jardín!

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