Un problema añadido al ya de por sí difícil de la convención familiar en ciernes. Amén del calor y el escenario... recuerdos de la adolescencia y la tardía juventud más negros que dichosos. Y siempre que aparece el pater familias me acuerdo de Kafka y de Freud. Bajo el brazo el libro de latín.
Una fría y hasta estúpida nota que ayer dejé... todo es más simple, lo sé. Y todo es más extraño. Sonambulo por obligación, de vocación trapecista ciego. El libro de latín y quizá 'El viajero y su sombra'. No hay remedio, no hay enfermedad; nada existe y por eso todo se desdobla y escuece.
domingo, 12 de julio de 2009
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