Buena hora también las 4 de la tarde para el café solitario a la barra vacía de la cafetería 'Las Palmeras'. En M. Sólo el camarero y yo, sin hablarnos y leyendo, yo, cosillas o con una servilleta.
Él, con el Marca. El oasis temporal, la pequeña felicidad, dura apenas 45 minutos. A pesar del calor y la siesta empieza a llenarse el local de especímenes humanos. Yo me voy llendo. Sin pensar mucho en lo allí pensado o escrito... ya descubrí que es muy triste rumiar las alegrías pasadas. Mañana otra servilleta, algún librillo t la satisfacción de esos momentos de soledad.
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Había empezado 'La fortuna de Matilde Turpin' de Pombo... pero creo que he perdido el libro. Estoy por comprarlo otra vez. Siempre me ha llamado la atención Álvaro Pombo, aunque no he conseguido disfrutar ninguno de los títulos, 3 ó 4, que le he leído. Su escritura me parece demasiado innecesariamente complicada. Voy a intentarlo otra vez. Pombo parece buena gente... una excepción entre tanto macaco apesebrado.
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Llevo un mes muy regular (¡y cuándo no es Pascua!). 9 ó 10 librillos leídos, mal leídos en mi intangible criterio. He leído poco y mal; por fortuna, como para compensarlo, he pensado aun menos y peor. A los 42, me digo, no se puede estar de vuelta de tantas cosas, incluso de las otrora más queridas; pero ¿qué hago si ahora no siento otra cosa que mí futilidad e incapacidad? ¿Dónde saco un poquito de ilusión? Hay temas y autores que me interesan... pero como por sí mismos, al margen del universo y mi existencia. Como esconderme en ellos para pasar el tiempo y tener un poquito de soledad. Sé que nada importante pueden decirme mis temas, autores y libros más interesantes. ¿Tiene esto sentido?
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lunes, 27 de julio de 2009
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