martes, 29 de enero de 2008

De lágrimas y santos

De Cioran en 'De lágrimas y santos':

"Nada más fácil que desembarazarse de la herencia filosófica, pues las raíces de la filosofía se detienen en nuestras incertidumbres, mientras que las de la santidad superan en profundidad al sentimiento mismo. El coraje supremo de la filosofía es el escepticismo. Más allá de él, no reconoce más que el caos.
Un filósofo sólo puede evitar la mediocridad mediante el escepticismo o la mística, esas dos formas de la desesperación frente al conocimiento. La mística es una evasión fuera del conocimiento, el escepticismo un conocimiento sin esperanza. Dos maneras de decir que el mundo no es una solución."

"Es escepticismo es la estupefacción ante el vacío de los problemas y de las cosas. Sólo los antiguos han sido verdaderos escépticos. Sus dudas, impregnadas de una indulgencia otoñal y de una felicidad desengañada, tenían estilo, como todas las cosas delicadas en su ocaso."

"El único mérito de los filósofos es haberse ruborizado, de vez en cuando, de ser hombres. Platón y Nietzsche son una excepción: su vergüenza no cesó jamás. El primero intentó arrancarnos del mundo, el segundo hacernos salir de nosotros mismos. Ambos podrían dar una lección a los santos. El honor de la filosofía queda así salvado."

No es lo esencial del libro, pero es su merito marcar los límites humanos al miedo y al silogismo. Incluso el escepticismo deja de ser una conclusión o una premisa filosófica para ser reconocido como la culminación y el inicio de la Religión y la Poesía.
Que no nos confunda el lenguaje de Cioran. Su religión, sin Dios, y sus santos, demasiado humanos, son como experimenta el corazón del hombre (con su conciencia, sí su conciencia, y sus miedos) el Universo y la propia existencia. Se trata más bien de una metafísica del vacío. La falsedad y autenticidad de la Religión y la Poesía es de lo que habla el libro:

"Preocuparse por la santidad: combatir la enfermedad con la enfermedad"

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