jueves, 3 de enero de 2008

Propósitos

La imposibilidad de un proyecto, acaso la necesidad de pequeños micro-microproyectos de lectura, a no más de 15 ó 20 días vista. El temor de que el suplicio del descreimiento se vuelva alguna vez intolerable y caiga entonces en los dorados brazos de alguna fe. La fe como motivación egoísta. El tema central, tan evidente, ya zanjado (y no por dogmatismo, sino al contrario por honestidad, y acaso por mis escasas luces y voluntad) y con él frustradas casi todas las pequeñas evasiones. El reducto del mero placer, ahora encontrado en la lectura heteróclita y poco exigente.
No deseo enmienda alguna, pues nada es enmendable, y según se mire hasta resultaría perjudicial; la vergüenza y el cansancio como límites de la acción y los buenos propósitos. Sería demasiado evidente el absurdo y la mediocridad si me decidiera en alguna dirección.
Disfrutar de la lectura. Disfrutar menos profundamente que el gran Epicuro, pero siendo el placer humano el único norte. La paz, la tranquilidad, también la paz es añorable.

Propósitos posibles y deseables (a 15 ó 20 días vista): releer y releer, escuchar un poco a Arthur Host, aprovechar más la soledad, ir tirando... No sé, ya todo esto me parece estúpido y pretencioso. Hasta luego.

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