Un sol abrasador iba alargando
su sombra hasta unas increibles
dimensiones y cuando quiso
reaccionar sólo había la negra
mancha sobre la ardiente arena
como un fantasma sin nombre
en el infinito laberinto de las dunas
y la memoria.
Pronto, pensó el minúsculo
despojo de huesos y carne
poco antes de sucumbir,
un viento se lo llevará todo;
la sombra, la arena y mi historia.
jueves, 5 de marzo de 2009
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