miércoles, 25 de marzo de 2009
Comentario
¿Para no enloquecer? Tienes parte de razón, y ya buscamos mezquinamente mecanismos para evitar la locura (y también el éxtasis, el placer, el dolor o las felicidades excesivas en el tiempo y la intensidad). Pura homeostasis, en la que cada cual tantea y busca sus márgenes de indolencia y sobreexitación tolerables. Pero el fondo del asunto es que no podemos santificar racionalmente, filosóficamente, tales miserias de nuestra alma y nuestro cuerpo. Dicho de otro modo: si Dios existiese jamás sería platónico ni spinoziano... ¡se volvería loco de falta de ser Él mismo! ¡Un Dios no Dios, para ser realmente Dios! En lugar de Dios, póngase el nombre propio de cada cual.
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