sábado, 28 de marzo de 2009

Poema tonto

Poema inconcluso.
En ruinas, ruinas circulares,
o de los límites de la lógica.

Como a todo buen hijo...
no, nuevo comienzo:

Como a todo buen occidental;
disculpen el exabrupto,
que no paso a definir para no
arruinar prematuramente
el poema. comienzo definitivo:

Como buen hijo de Platón, la Biblia y Nietzsche,
(¿prefieren leer los grandes almacenes,
el internet, la burocracia, la democracia
y todas las ONG inimaginables que ocupan
nuestro aire, nuestro espacio, nuestras
vísceras y nuestro cada vez más
infantil y egoísta encéfalo?),
me ha dado por pensar alguna vez
que la verdad, la evidencia, aquello
insulso y cruel en que todos estamos
de acuerdo no puede ser la última
palabra, que algo ha de significar
la falta de significación incluso que
la ausencia de sentidos y referentes
es signo de significados y significantes
ocultos y valiosos. Que el dolor (Universal,
de la especie, o particular) no debe ser
definitivo, no puede serlo,
que alguien ha de estar tomando
nota del bien y el mal de lo justo e injusto
para después resarcir y cuadrar
la contabilidad microscópica con la
macrocósmica. Sin embargo, un alma
sin adherencias, pulida y pura de lucidez
y cansancio, derrotada al modo de las derrotas
humillantes y no de las otras que escriben
los libros, se ven en las películas y les contamos
a los jóvenes, no puede ser espejo de nada.
Que el cristal se rompió y es absurdo e indecente
ponerle una lógica a los restos producidos
y desperdigados al azar.
Con un alma así los límites de la lógica
coinciden con los del deseo y la voluntad
y la existencia del mundo del prójimo
y de la propia conciencia desdentada
y hambrienta nada pueden valer
ante ningún tribunal. Ruinas circulares,
escombros irreconocibles y monádicos
que lanzamos contra el viento no menos
monadológico y que se vuelven alevosos
contra el rostro y su bobalicona sonrisa.
Otro gesto más noble, sensato u honesto
no evita el juego macabro de escupir ácido
(lean 'saliva', 'semen', 'amor', 'poesía', 'tecnología'
o 'psicoanálisis' si lo desean)
contra los propios ojos y la propia boca
abierta de vacío y empeño.
Es tan poquito lo que cada uno sabe
(aunque en el fondo todos lo sabemos
todo) son tan escasos y tan excesivos
la sabiduría y el deseo que saberlo o no saberlo
lamentarlo o no lamentarlo no evitan la derrota
y la pulsión de Clemencia. No desear Perdón
o justicia alguna, ¡qué triste paradoja!,
es también una forma, ni mejor ni peor
de súplica y Arrepentimiento.

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