El cielo más extenso y luminoso para que todo sea
un sueño. Un horizonte sin medidas ni color.
Una lente inmensa de agua, salobre como el mar
e inevitable como las lágrimas. Un universo
elíptico y denso, caleidoscopio de todos los recuerdos
y todos los deseos. Una burbuja de ilusión y tierra a golpe
de azar haciéndose historia, olvido entre lágrimas y sonrisas.
La tierra más ancha donde todo nace y todo muere
sin dejar rastro. El olor a vida y a muerte de la tierra
recién agarrada. Una realidad ocre multicolor
para que la venzan todos los vientos y todas las lluvias.
Una tierra diabólicamente imantada que confunda a la rosa
de los vientos y nos permita un irrepetible viaje.
martes, 3 de marzo de 2009
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