LA CIUDAD
Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste a
quíen este rincón pequeño,
en toda tierra la destruiste.
:
TRAVESÍA (del amigo A.Host)
Zarpas. El radiante día refleja
guiños de plata sobre el agua.
La mar, ahora calma y plateada,
te llama en un íntimo susurro:
‘¡avanza y quema el pasado
y quema el porvenir!’.
Duras miradas y enjutos corazones
se alzan en los espejos y en los rostros
de tus compañeros para aterrar
y detener tu tímido paso.
No avanzas ni alcanzas lugar alguno.
Zarpé, sin embargo, y navego sin rumbo,
derrotado, vacío el hígado, vacíos
el cerebro y el corazón,
y prisionero de mil melodías.
Zarpé, y hagan otros su propia travesía
involuntaria y maldita; zarpé
para dar nombre a metas imposibles,
a absurdos límites, a mi imposible hogar:
Itaca.
.
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