El orden correcto de la investigación es el que va de lo general a lo más particular. La cantidad y calidad de las verdades posibles está inscrito en la primera y fundamental certeza indudable. Alcancémosla y alumbremos y paramos cuanto queramos.
Primero indagaremos sobre la existencia en general, de si es razonable concederle algún sentido, y luego vendrá, en este riguroso orden, lo de Dios y las Constelaciones. Me temo, sin embargo, y estarás conforme, que nuestro sano ideal cognoscitivo ya ha dado cuanto le es dable. Todo, que es nada.
Pd: al menos, aquello del Genio Maligno ya no nos quitará el sueño ni nos hará trampear con las palabras.
domingo, 21 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario