Un paisaje helado,
confundidos el color del cielo con el de la tierra,
ya no enciende mi pecho ni me hace sentir
en épica lucha con la naturaleza.
Un paisaje helado,
bello porque es excepcional en mis latitudes
y porque no soporto los paisajes estivales,
me deja frío,
en el lato y nada poético sentido de la palabra,
y ni reparo en él,
o sólo ocasionalmente para reírme un poquito
gastándome una poética broma.
Soy yo, claro, quien ha cambiado.
Los grises y nevados campos siguen sucediéndose.
Perdí la batalla, o tal vez la gané,
pero ya firmé una deshonrosa paz de costosas cargas
imposibles de pagar en una eternidad.
Quizá sea este el mejor argumento de mi incredulidad;
no querer una eternidad en pena y escondido (que es lo que
hacen los malos pagadores).
Un paisaje helado y solitario, de escasa y molesta luz,
ya no me hace pensar en la inexistencia de Dios
o en una biblioteca infinita.
Un paisaje helado, solitario o no,
me hace sentir dolor en las articulaciones
y me hace pensar en si mis zapatos aguantarán
tanta humedad.
jueves, 4 de diciembre de 2008
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4 comentarios:
¿Por qué no se escribe?
No lo pillo. (Ando regular, en vrios frentes).
¿La salud bien?
La salud sí. Es que estoy desbordado por muchas cosas...
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