sábado, 9 de mayo de 2009

Darwin

La quinta vía tomista, o la teleológica kantiana, adquiren sentido si se las contempla estéticamente, como puro Denke sin más fundamento que las necesidades y pulsiones del alma (supongo que del cerebro conectado fisiológicamente al resto de los órganos). Esto es fácil de admitir. Pero entonces ¿por qué nos tomamos tan objetiva y fisicalistamente en serio la teoría del Darwin? No veo alternativa seria al indemostrable darwinismo; si lo pienso poéticamente, sin embargo, me parece del más craso y reducido platonismo. Erróneo (por ingenuo y empobrecedor) y perjudicial para una verdadera antropología. Si Arsuaga citara menos a Darwin, su relato sería más interesante y fructífero, y el lector se podría identificar con sus fosilizados personajes.

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