viernes, 8 de mayo de 2009

Viernes 8

Ven conmigo y te enseñaré el mundo, le dijo la sierpe a la araña. Cuando lo conozcas podrás envolverlo con tus hilos de plata y bronce. Sí, contestó el sutil arácnido, relamiéndose de su golpe de suerte, acaso predestinado y escrito desde toda la eternidad.
Mientras la araña recogía su vieja tela de araña e intentaba empaquetar su secular esquinita del alto techo, la serpiente, siempre viva y de memoria desleal, convenció a la mosca remolona para la empresa. Y allí partieron, dejando olvidado al previsor arácnido (araneae tuberculosis) con su tela y su trocito de techo casi empaquetados.
Cuentan que la mosca no tuvo tiempo para reaccionar, ni en un sentido ni en otro, pues de todos es sabido que son 8 los días de su larga vida. La serpiente a lo suyo, como un don Juan de la nada, y la arañita, tan inofensiva como siempre; dicen que un poquito más rencorosa y de memoria implacable.
Moraleja: no es posible una ontología del páncreas, y la rectitud moral es un cuento chino para uso de gente -los pocos que van quedando en Occidente- demasiado decente.
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Acabando flecos, algunos libros de los 6 ó 7 que he llevado a un mismo tiempo. Deseando evitar durante unos días la poesía y los textos 'metafísicos', biografías y autobiografías incluidas. Para eso me he previsto (no recuerdo dónde lo compré) del Payne sobre Franco José Antonio, además del Beevor sobre la indecencia, cobardía e hipocresía de los franceses -con honrosas excepciones- y del comunismo francés en su conjunto durante la II Guerra Mundial y la inmediata postguerra.
De Payne me fío, y ya le leí la historia del fascismo español. A Payne y Beevor le acompañarán este fin de semana Delibes y un tal Ortega.
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Otros asuntos: qué decir que ya no sepamos. Una religión al servicio de una moral humana... eso sería beneficioso (o al menos no tan dañino); permitiría un Dios a la medida de nuestros corazones y mentes, y no uno que los frustrara... ¡puestos a creer, creamos en algo que valga la pena!

3 comentarios:

Martín López dijo...

Pasa eso, que no recuerda uno dónde no compra los libros.

Otra cosa: o sea, que la serpiente era macho, ¿no?

Egoficción dijo...

Vaya, me temo que tú si lo recuerdas. Te lo devolveré pronto.

Egoficción dijo...

La serpiente siempre es macho.