domingo, 28 de junio de 2009

Poema

.
Él pensó que andaba
sin rumbo fijo, siempre
de acá para allá.
Descubrió que no,
que su mecanismo
era más parecido
al de un tío vivo,
quizá menos luminoso
pero igual de artificial
y monótono.
Su corazón, se confesó,
llevaba demasiado tiempo
por otro lado y sólo
con excesivo trabajo
se mantenía en su sitio
bombeando los miles
de litros de sangre
que la naturaleza prescribe.
Ese día dejó la poesía
y se hizo viento.
Otro día, se dijo,
ceñiré todo el aire
y seré tierra.

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