martes, 3 de marzo de 2009

Casi, casi

Pues casi vas a tener razón. Aunque no del todo, como gustáis los filósofos honestos. Echo en falta lo Dionisiaco. No es suficiente con decir que el cuerpo es antes que Apolo, ni que Apolo en sagrada soledad segrega ponzoña. Hay que dar el paso hacia una auténtica fisiología del alma sana, saltarina, profunda y descreída (en absoluto pesada y solemne). Hemos de destituir a la razón de su cometido milenario como salvaguarda de lo más humano. Lo repito por enésima vez: la razón al servicio servil de los sentimientos... Y no venga usted con sutilezas y miedos de dogmatismo y bajos instintos. Porque el dogmatismo y la pura bestialidad reptil son innecesarias y perjudiciales para el individuo, por lo menos para mí.

Mí, mí, mí... ¡pues claro! El horizonte, el nuevo paradigma es ilusionante, al menos es más sano, y me importa un ardid de la razón que no sea alcanzable. En otras palabras: no soy, ni quiero ser europeo, sino, más modestamente, ibéro. Como humildemente sólo fueron helenos los primeros filósofos. No existe una religión ni una filosofía del Hombre, que en última instancia se queda en una palabra bastante vacía si pretendes sacarla de tus propias e individuales (bastante borrosas por cierto) fronteras.

Pd: he empezado, para acabar con Bulgákov, 'Morfina'. Una pequeña historia en formato de escenas sueltas, sobre la vida y pensamientos de un jovencísimo médico rural. Bastante más entretenida que 'El maestro..' y que 'Corazón de perro'. Creo que a Bulgákov le sientan bien los relatos no muy largos, de hasta diez o quince páginas digamos.

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