lunes, 16 de marzo de 2009

Donde no hay... no hay

¿Por qué me empeño en no ver lo evidente? Mi cansancio no es un logro, sino la manifestación de mi falta natural de sustancia. Esto es vergonzoso cuando va acompañado de una capacidad elevada de deseo epicúreo, y sólo significa que ni ahora ni en ningún momento de mi pasado mis posibilidades eran realmente más brillantes de lo que de hecho han mostrado. ¿Qué haría yo con una voluntad e inteligencia mucho más levadas? ¿Nada distinto, como me digo a veces para engañarme? ¿No intentaría tal vez vivir más plenamente y llevaría sin histrionismo mi lúcida finitud?

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El mejor mentiroso es el que se cree sus propias mentiras. Yo no me creo ni mis mentiras ni mis verdades. ¿Spleen 'decadente' sin esteticismo?

3 comentarios:

Martín López dijo...

Pues estamos arreglados, oyes. Podríamos fundar una empresa de autoayuda. no sé, La alegría huertana SL, o algo así. Recuerda que vivimos en el mejor de los mundos posibles, y en Spain, more.

Martín López dijo...

O de plañideros guays, curtos y cuarrentones. La virgen...

Egoficción dijo...

Lo que más me fastidia es que no tengo motivos (lo cual es tan humillante como tenerlos).

¿Has dicho algo de vírgenes? Mira, por ahí, quizá...