Hay personas demasiado honestas y nobles (buenas, en un sentido amplio de la palabra) para quienes es imposible el cinismo. Cinismo y honestidad, tal vez, sean incompatibles.
Conocer, reflexionar, no engañarse, luchar contra los tópicos más apetitosos... todo esto, ¡menudo parto!, para congraciarse con la existencia. Para hacerla más llevadera. Para disolverte en paz. No sé, pero todo esto me sabe a derrota sin honor.
¿Honestidad y cinismo? ¿Es la honestidad una forma oculta del cinismo, un arte bello, retorcido y frío si se lleva a sus extremos?
lunes, 17 de diciembre de 2007
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