domingo, 30 de diciembre de 2007

Sobre Descartes y Kant

Lo cuento al revés. La revolución epistemológica de Descartes la continúa Kant incluso a nivel de la ética. Ambos descubren y sufren o asumen el abismo entre el cuerpo y el alma, entre la necesidad y la libertad. ¡Pero, nos enseñan trágicamente, no es posible otra libertad, y no se debe entender ésta desde los términos de la metafísica o la física! Fichte dijo la verdad oculta de la moral kantiana. Nosotros sabemos, doscientos años después, que es una voluntad imposible y ciega, irreductible a nuestras categorías. La libertad es el sentimiento de la libertad, no su eficacia natural ni su autoposesión intelectual. La libertad, así entendida, no es una meta sino la causa eficiente de la vida experimentable. Quiero decir que aunque creyéramos entender la relación causal entre libertad y necesidad natural nada habríamos ganado, pues el problema de la libertad (su desarrollo ciego, o busca otro adjetivo) ahí seguiría como lo realmente importante.



Posdata. Cuando Kant habla de las reglas del Pensar, frente a las del mero Conocer, no pide sólo ni principalmente (este añadido es mío) la coherencia lógica (formal y trascendental) sino que lo pensado sea una verdadera exigencia de la Razón, no del Entendimiento. Del alma. Aquí es donde la reflexión humana profunda se convierte para siempre en Literatura y en un hacer inevitablemente personal y desfundamentable. La Moral, la Libertad, no quedan comprometidas sino puestas en su modesto y cálido lugar, el corazón y el hígado de cada cual.

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