Con el Camus de Lottman. De padre alsaciano y madre española. Su familia está afincada en Argelia desde principios del siglo XIX. De clase media baja, más baja que media, sus amistades y ambiente son pobres y casi analfabetos. Interés y pasión por el futbol, lo más importante para Albert durante su adolescencia. En estas circunstancias él es una de las pocas excepciones que el barrio europeo y proletario de Beaucourt produce: atento y frío razonador (con un corazón nada frío, sin embargo), elegante y carismático entre sus amigos, cumplidor en la escuela, etc. Con gran esfuerzo de la familia pasó de la escuela al lyceé, estudiando Humanidades, donde Jean Grenier fue su primer profesor de filosofía (de letras en general, diríamos hoy). A los 17 años la tuberculosis le hace hace abandonar el deporte y es la ocasión para descubrir el mundo de los libros... desde entonces son muchos los momentos de apartamiento, lecturas, soledad y hosquedad, pero que sin embargo no le hacen renunciar a sus deseos de vivir y a su ideal humanitarista y filantrópico que subyacen en todos sus escritos, incluso en los más fríos y extraños.
Pd: más interesante. Al igual que Bernhard, Camus experimenta lúcidamente su enfermedad que lo lleva a un rebelde estoicismo y a su compromiso literario. Más interesante áún: los dos escritores califican a su enfermedad como 'enfermedad metafísica'. La enfermedad como consecuencia de una causa metabiológica. El espíritu [demasiado distendido] como causante de la propia tuberculosis.
Otra pd, posterior: el lenguaje, con o sin el sujeto (abajo, adentro o...), con el sujeto ausente o presente (¿dónde?) es siempre, la narración, igual de inevitable e impotente. Incluso cuando se enreda, a sabiendas, en su propia sombra sin pretender cazar al obnjeto ni al sujeto. No es cómo o qué hacemos para mejorar el lenguaje sino cómo nos amoldamos a su luminosa vacuidad.
viernes, 24 de octubre de 2008
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