sábado, 11 de octubre de 2008

Narrar

Por suerte no es una decisión que esté en nuestras manos. La de seguir narrando, sin principio ni final y con las leyes de la lógica siempre en entredicho. Es inevitable. Es un otro ser, más lúcido y retraído, quien mira el deformado espejo sin saber de qué lado se encuentra. Tampoco es una cuestión esencial... lo único esencial, porque es más íntimo, es el hecho de lo inesencial. No darle vueltas, ellas solas te revuelcan, ni buscar más allá, expresión sin sentido desde que el más acá lo perdió.
Se narra sin fe, como se respira o se deja uno llevar por el sexo o el alcohol. El hombre multidimensional; ¡qué expresión más acertada, vacía y falaz! Siempre, de alguna manera, en el otro lado, lo que significa que tampoco hay realmente una y otra realidad sino, cómo decirlo, el hecho de lo inesencial.

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