sábado, 18 de octubre de 2008

Derrotas

No estoy seguro, o no quiero estarlo. La derrota, la grande y única, ante el propio tiempo por venir y el ya pasado, y todo lo que sólo ha sido posible y ahora golpea con remordimiento, la vida, digo, la derrota, no te hace esclavo más que de tu propia conciencia. En la victoria, pero qué será la victoria, la conciencia también te golpearía y esclavizaría. No estoy seguro, no, pero digo que el problema, lo que nos desfonda hasta la nada, no es la libertad sino la bondad y la paz infinitas, que es lo que realmente anhelamos y que sabemos, por supuesto, imposibles.

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