Es una cuestión metafísica y epistemológica, pero me temo que también ética: unión y distancia sin desdoblamiento.
Experimentum Mundi: bella, irresistiblemente provocadora, morfinómana y nocturna: ¿Simone Hié, la Vida, acaso E.A?
Tercio excluso: Ulises o Simbad.
Sucia y mezquina es la vida. Algunas personas la encarnan en grado sumo, aplastando toda piedad e inteligencia propias y ajenas que podrían haber nacido de su simplicidad esencial.
No es la muerte propiamente dicha, ese grosero acto biológico, lo que nos hace temblar sino la agonía. Saber sin lugar a dudas que esa agonía es la esencia y el humus de la subjetividad posible en nada ayuda.
Cuestión incierta y tenebrosa: ¿será la culpabilidad [metafísica] la vergüenza de seguir vivos cuando podríamos habernos marchado ya de esta obra disparatada?
Ingenuidad y egoísmo querer estar solo. Ingenuidad y egoísmo querer estar con los demás.
El absurdo, inevitable, como motivo para la dignidad. Mejor dicho, como esencia de la honestidad. Mejor aun, como excusa para la compasión.
sábado, 25 de octubre de 2008
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