sábado, 7 de febrero de 2009

Sábado

De compras, en la nada bella y demasiado expandida ciudad de E. E. Tres cosas he comprado, aunque yo buscaba algo de Monterroso (mis libros de él los tengo 'prestados'):

De Karel Capec, 'Apócrifos'.
De Tristan Tzara, 'Siete manifiestos dada'.
De Bulgákov, 'El maestro y la margarita'. De Bulgákov buscaba 'Corazón de perro'.

Pd: he echado el día intentando evadirme, vía cafetería, de lo denso-cotidiano. Me he evadido, como buen abogado, demagógo y publicista, garabateando unas servilletas. Un abrazo.

Pd (2): sigo liado -en el buen sentido- con lo del estoicismo. Marco Aurelio es aprovechable. No en sus máximas, que son evidentes. No en su optimismo metafísico y racional, que es ingenuo e imposible. Vale la pena cuando muestra los fantasmas contra los que su 'divina' razón lucha; en una palabra, el absurdo, la tristeza, el miedo y las quimeras autodestructivas del alma.

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