martes, 3 de febrero de 2009

Paseo

A cada esquina está la vida,
monótona y por sorpresa,
y andamos desparejados
pegados a sucios muros,
como cuando un viento
voraz cambia la ciudad
de dirección, con la mirada
baja para no perder el sombrero
y para no tener que rendir
ninguna amistosa sonrisa.

Andamos lentos, a la deriva
pero en una única dirección,
como borrachos de viento
y de miedo, como no pensando
en que la calle se acaba
y una esquina inmutable
nos aguarda,
monótona y terrible.

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