martes, 18 de noviembre de 2008

De profesión esparrin

Hay cosas casi tan malas como leer a Sartre o a algún columnista progrepedagógico en El País; una miriada de malos resúmenes de una heteróclita selección de títulos; 'El Principito', 'El lobo estepario', 'Ética para amador', 'Pobres gentes'... Realmente desquiciante y sin otro resultado que la nada más absoluta en la mente y voluntad del pobre lector.

Mimando y hasta aplaudiendo la memez y el más sangrante infantilismo es como se forma la ciudadanía. Bien mirado, a la Ciudadanía, esta vez con mayúscula, no se le pide otra cosa que la que esté dispuesta a conceder. Bien mirado, quiero decir, recibimos la mejor educación posible, la más apta para nuestros anhelos y merecimientos.

Pd: espero no tener que volver a hablar de este estúpido tema en muchos muchos meses.
Pd (2): Igual empiezo 'El muro', de Sartre evidentemente. Una edición mejicana de más de treinta años y con las pastas duras (igual son un añadido posterior). ¡Mala suerte! Aún me esperan, y que esperen un poquito más, Revel y Savater.

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