miércoles, 19 de noviembre de 2008

Veamos

Sí y no. Depende. La mirada del joven... algo de eso ha de haber, con seguridad, pero ni es todo ni es lo más importante. La culpa es también -y puede que fundamentalmente- respecto del pasado porque es allí donde se encuentran tus ya ajenas raíces que tú mismo has ido traicionando. No es la falta de energía la culpa, sino su demasiadas veces consentido desperdicio. Culpable de haber asesinado al niño y al joven, de haberles negado o truncado una alegría y salud que hoy están irremisiblemente en tu debe. Culpable de culpabilidad porque no estuvo nunca en tus manos que las cosas hubiesen marchado de otro modo. Culpabilidad es saborear el infierno de la mediocridad, el único a tu alcance.

Pd: definición de lo mediocre: la incoherencia visceral entre tus deseos y tu inteligencia, entre tus principios y los de la realidad, entre tu memoria y tu olvido, entre la ilusión y la monotonía. Entre tú y el tú mismo que realmente has ido pariendo día a día. Mediocridad es la insana, y a veces inconsciente, deconstrucción a la que te has sometido en nombre de tu propio y hasta hace unos años hambriento, poderoso e ingenuo espíritu.

Pd (2): definición profunda de la culpabilidad: no querer acabar de una vez con todas ante el espejo con esta farsa defectuosa. Preferir la estúpida inercia de ti mismo a la decencia, pues está en tus manos, de eliminar tal borrón del universo.

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