miércoles, 20 de febrero de 2008

Epistemología

"Es un fallo absolutamente inevitable de todas las lenguas el que sólo expresen 'genera' de conceptos y raras veces digan con la suficiente claridad lo que quieren decir. Pues si comparamos nuestras palabras con las cosas, veremos que estas últimas se mueven en una línea totalmente distinta de la de aquellas. Los atributos que observamos en nuestra alma se hallan tan estrechamente imbricados que no sería fácil trazar una línea divisoria entre dos de ellos; no es éste el caso de las palabras con que los expresamos, y dos atributos y que se siguen uno al otro expresados por signos que no nos revelan ninguna afinidad. Se debería declinar filosóficamente las palabras, es decir, poder señalar su parentesco colateral mediante alteraciones..." (Lichtenberg Aforismo 118A)


Se condensan en el texto la noble tradición escéptica y lo mejor del empirismo. También recordamos a Kant, a Nietzsche, a Wittgenstein. La complejidad no objetivable del alma, que es más que entendimiento o imaginación, es uno de los motivos que nos hacen afirmar la imposibidad del realismo. No sólo hay una desconexión -no necesariamente absoluta si se quiere- entre el pensamiento y la realidad, sino que el mismo pensamiento es incapaz de reflejarse cabalmente en su discurso lingüístico. La propuesta de declinar filosóficamente las palabras debe significar que debemos ser muy cautos en su uso, más cuando pretendemos mediante ellas reconstruir el Universo o la subjetividad. La ruptura del binomio sentido/referente. La dimensión pragmática el lenguaje aclara algo la cuestión, pero no del todo ni lo más importante; la inapresabilidad del propio pensamiento. El uso, por decirlo de algún modo, 'poético' del lenguaje podría ser otro paso más en la dirección antirealista y antidogmática.



Otra más, en la misma línea. Aforismo 114A: "La disputa sobre 'significar' y 'ser', que tantos males ha causado en el ámbito de la religión, habría sido quizá más saludable si la hubieran aplicado a otras materias, pues para nosotros es una fuente universal de desdichas el que creamos que las cosas son realmente lo que sólo significan."


Toda la inteligencia y valentía que se ha mostrado en la crítica y en la humanización de la teología y la religión, deben ponerse también en la crítica y humanización de nuestra capacidad de conocer y expresar. Los desdichados y artificiales laberintos empobrecedores en que nos metemos por ser excesivamente ingenuos en lo referente al conocimiento y lenguaje humanos.



Lo comentado es muy básico, quizá de más para alguno. Las interesadas derivaciones sociológicas y políticas de un mal entendimiento de nuestras propias capacidades son evidentes: demagogia e hybris. Tampoco hemos dicho nada sobre esa complejidad en que el propio alma consiste... en esta cuestión más de un críticista preferiría no haber entrado.

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