martes, 5 de febrero de 2008

Sobre Stalin

En las purgas estalinistas, en las sonadas y en las sordas, que fueron millones los muertos, corrieron más peligro los altos jefes del partido, el Estado y el Ejército que los intelectuales. ¿Quién lo iba a decir? Posiblemente se deba a la poca consideración de Stalin por la intelectualidad, la confianza en su escasa influencia y gran moldeabilidad. Los escritores, músicos,actores y pintores fueron escasamente depurados (entre 600 y 1000, frente a los más de 40.000 oficiales del Ejercito o los cientos de miles de burócratas con carné). Hay dolorosas excepciones, como la de I.Babel. Los escritores de las Repúblicas periféricas, más si se expresaban en otra lengua distinta al ruso, sí fueron duramente reprimidos.
Los científicos también fueron por lo general respetados. Un caso aparte es el de los genetistas, casi todos eliminados.
Otra perla. Stalin asesinó, sólo durante los años de la Guerra, a más comunistas que los nazis.
Fueron también cientos de miles los ciudadanos normales eliminados, sin otro motivo que haber llamado la atención -casi nunca por sus críticas sino todo lo contrario, o simplemente por su brillantez- en su ámbito habitual.
Me hace pensar que Stalin, para cuidarse de traiciones y para mantener el terror difuso y cierto de las purgas, periódicamente necesitaba eliminar a todos aquellos que habían logrado encaramarse de algún modo en el poder o que por algún motivo eran reconocidos por una gran parte de lapoblación. Stalin necesitaba una distancia excesiva, pagada en sangre, entre él y los segundos. Conocedor de la debilidad humana, de su mezquindad, logró poner a un país entero a trabajar para satisfacer tan diabólica estrategia. A Stalin no lo asesinaron los suyos, pero parece que cuando en 1953 enfermó tampoco hicieron nada por salvarlo. Malenco, Kruchov y compañía sabían que había llegado su hora; o el poder o la cárcel para 10 años sin derecho a correspondencia.
Con los datos que Laqueur da, la mejor opción para sobrevivir a Stalin era, además de ser un desgraciado proletario embrutecido, la de ser un mediocre intelectual -músico a ser posible- sin carné del Partido.

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