sábado, 2 de febrero de 2008

La Krilenkova

Se encuentran cosas asombrosas en el libro de W. Laqueur sobre Stalin. El caso Krilenko:
uno de los predecesores de Vishinski y Beria, y técnico de las primeras grandes purgas de principios de los 30. Evidentemente, en las segundas grandes purgas de finales de los 30, Krilenko es fusilado. Observaciones:
Primera observación. Las acusaciones que se le imputaron en el 37 eran falsas; nunca fue un espía enemigo ni intentó asesinar a Stalin. Sin embargo, el propio estalinismo, paralelamente al juicio, hace correr el rumor que de que el castigo a Krilenko es por las matanzas de principios de la década. Esto exculpó a los ojos de muchos a Stalin de la carnicería. Cuando la glasnot de Gorbachov, fue rehabilitado, perdonado a título póstumo y reconocido como otra víctima de Stalin (¡pero Krilenko es el estalinismo en estado puro!). No sólo fue asesinado con excusas falsas, sino que otras excusas falsas le llevaron al perdón y al reconocimiento.
Segunda observación. Si vil y canalla fue Krilenko, no menos inmoral y aterrador es el argumento con el que su hija defendió durante años la inocencia de su padre. El argumento de la Krilenkova es doble; mi padre evitó una conspiración internacional contra la Unión Soviética (¡y así quiere justificar las purgas que su padre ejecutó!) y, además, siempre cumplió con su deber. ¡Fue Stalin, no mi padre, quien ordeno la carnicería! ¡Así pretende demostrar la injusticia de la segunda purga, en la que su buen padre cayó! Ni una referencia a la maldad consentida y propiciada por tantos del estalinismo. Ni una palabra sobre la inmoralidad del terror como forma política. Ni un ápice de arrepentimiento.

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