lunes, 24 de marzo de 2008

2 poetas arcaicos

De Íbico de Reggio (530 aC)



En primavera los membrillos,

regados por las aguas corrientes

de los arroyos, allí en el jardín

intacto de las Vírgenes florecen,

y rebrotan y crecen los racimos

bajo los tallos umbrosos de los pámpanos.

Mas conmigo el amor no reposa en ninguna estación.

Sino que, como el tracio Bóreas,

encendido por el rayo, precipitándose

desde la casa de Cipris, con abrasadores delirios,

oscuro e impertérrito asedia

con fuerza y desde el fondo

mi corazón.

(‘El amor y el tiempo’. Fr. 6D C.G.Gual)


***

“Eros, de nuevo, bajo sus párpados azuloscuro,

me examina con ojos de lánguido mirar,

y con toda clase de hechizos

a las inmensas redes de Cipris me lanza.

En verdad que tiemblo al verlo cerca,

como un caballo de carreras,

ganador de trofeos antaño,

que, pesaroso, bajo el carro veloz

se ve uncir para otro certamen.”

(‘El amante viejo’. Fr.7D C.G.Gual)

*

De Mimnermo de Colofón (640 aC)

Nosotros, cual las hojas que cría la estación florida

de primavera, apenas se difunde a los rayos del sol,

semejantes a ellas, por breve tiempo gozamos de flores

de juventud, sin conocer por los dioses ni el malni el bien.

Pero al lado se presentan las Ceres oscuras,

la una con el embozo de la funesta vejez,

la otra con el de la muerte.

Un instante dura el frutode la juventud,

mientras se esparce sobre la tierra el sol.

Mas apenas ha pasado esa sazón de la vida,

entonces resulta mejor estar muerto que vivo.

Muchos males entonces asaltan el ánimo.

Unas veces el hogarse arruina y vienen

los duros acosos de la miseria.

Otro, en cambio, carece de hijos,

y con ese ansia extremaemprende bajo tierra

su camino hacia el Hades.

A otro le apresa una angustiosa enfermedad.

Ninguno entre los hombres hay a quien

Zeus no le dé muchos males.


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