viernes, 21 de marzo de 2008

El nacimiento del espíritu, según Bruno Snell

Cap. 2 'La fe en los dioses olímpicos'

"Lo lógico y natural en la esencia de los dioses olímpicos no reside sólo en su intervención en los asuntos humanos, sino que su sola existencia ya da una imagen lógica y natural del mundo, y es esto sobre todo lo que ha influido en las épocas posteriores. Para los griegos los dioses dan un sentido a la existencia."

Los dioses griegos pertenecen al orden natural del universo, y por eso no dependen de fronteras nacionales. Tampoco pueden los dioses subvertir el orden natural al que ellos mismos pertenecen. Son la imagen 'metafísica' más perfecta del Universo. No se puede reducir el panteón olímpico a una realización artística, aunque es cierto que el arte y la religión están íntimamente unidos. El panteón homérico tiene valor 'metafísico' y 'ético'.

Los dioses griegos aparecen siempre para dar un giro o un impulso a los acontecimientos. Aparecen justo en el momento en que nosotros pediríamos su alejamiento para dejar que la voluntad y libertad humanas se manifestara por sí misma. Todo lo que para nosotros es 'vida interior' es experimentado por los griegos como intervención de los dioses. De todos modos, según Snell, pueden encontrarse en Homero indicios de esa 'subjetividad y autonomía' humana, que no aflorará realmente hasta más adelante; los líricos, algún presocrático y la tragedia. indicios que muestran el valor de lo humano junto a lo divino:

1. Los dioses no atemorizan al héroe, sino que le proponen, 'casi como un igual', que le haga caso.
El dios no humilla, sino que eleva al hombre.
2. El hombre es consciente (humildad y orgullo) de la inestimable ayuda recibida; existe el peligro de olvidar la condición meramente humana, el peligro de la 'hybris'.
3. No son los dioses sino los hérooes ls protagonistas de los poemas homéricos.

Los dioses olímpicos, de antepasados ctónicos y demoniacos, representan la racionalidad del mundo, la belleza intrínseca del universo. Esto, pasados los siglos, permitirá la confianza en las propias facultades humanas, la filosofía. "Cuando Platón define la verdad como perfección, la 'Idea de Bien', en esta afirmación pervive el pensamiento en que se funda la fe en los dioses olímpicos".

Además de este 'optimismo ilustrado' metafísico y epistemológico, el hombre griego siente el dolor y la melancolía del paso del tiempo y la muerte. El hombre griego es también profundamente pesimista. Contemplar la belleza y perfección de los dioses, o de las Ideas, saberse parte de un orbe bien ordenado, consuela al hombre de su finitud.

Los dioses no dan la inmortalidad al hombre, que sin embargo tiene como modelo de comportamiento elevado el de los dioses. Su claridad, su belleza y su vitalidad. Sin entrar en el tema de los dionisiaco, Snell parece reconocer el para nosotros extraño modo en que los dioses griegos insuflan el ánimo y muestran el modo humano de una existencia heróica.

Resumiendo: (a) los dioses olímpicos son la imagen metafísica del Cosmos; son verdaderos, bellos, perfectos... como el resto del Universo, en mayor o menos grado. El esqueleto metafísico de las Ideas de Platón y del panteón son muy similares. (b) Los dioses son modelos de vida elevada para el hombre, que sin superar la muerte y la tristeza por ella, encuentran un modo más vital y 'aristocrático' de vivir la existencia. Ambas ideas pasan al mundo del arte y de la filosofía clásicas.

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