jueves, 20 de marzo de 2008

Bruno Snell

MLL me ha prestado el libro de Bruno Snell 'El descubrimiento del espíritu', una historia de la prefilosofía griega. Original de 1946, con revisiones y un prefacio del 74. Más de 500 páginas, pero en Acantilado que es un aval. No lo estoy leyendo, sino casi estudiando... así que tendré que devolvérselo a MLL un poco manoseado... ¡o igual me lo quedo!.

Leído y subrayado el capítulo 1, 'La concepción del hombre en Homero'. Snell dixit:


Intentar leer a Homero con sus propias palabras y no con las del siglo V. Muchos vocablos homéricos han desaparecido para entonces, y otros que Homero no intuyó ni necesitó se han hecho imprescindibles a partir de la Grecia Clásica. Los vocablos olvidados de Homero conllevan una visión del hombre muy distinta a la de los filósofos. Qué quiso decir Homero, y no cómo entendieron a Homero los clasícos.

'Psyché' y 'soma' son los conceptos como la tradición griega ha entendido el alma y el cuerpo, ambos de algún modo enfrentados o claramente diferenciados. Pero no ocurre así en Homero. Por mediación de los líricos es Heráclito quien por primera vez distingue con claridad ambos términos. Homero carece de la idea del 'cuerpo en sí', y utiliza siempre expresiones como 'gyia' o 'melás' para designarlo. Son las partes del cuerpo, sus miembros. No tenía Homero el concepto de 'cuerpo' (frente a lo anímico) ni tenía necesidad de él.

Lo mismo puede decirse del alma. Tres palabras utiliza Homero; 'psyché' (álito vital), 'timós' (voluntad, sentimientos, carácter) y noos (inteligencia, entendimiento). Son funciones y órganos diferentes (aunque a veces el lenguaje de 'Odissea' e 'Iliada' los confunda) que residen en el órganos corporales. es verdad que la 'psyché' va al Hades tras la muerte, pero se trata de un reflejo pálido del hombre.

Hemos de esforzarnos por concebir al ser humano de esta manera. Un ser humano sin un cuerpo distinto del alma, ni ésta 'extraña' en este mundo. Tampoco se trata simplemente de un alma no platónica ni cristiana como principio autosuficiente y fuerza vital del cuerpo, porque para Homero las diferentes 'almas' no tenían esa capacidad o energía autogeneradora. Se trata de una concepción más 'natural'; la fuerza le llega siempre al alma desde afuera, gracias a los dioses homéricos. esto que parece un retraso no lo es tanto si lo comparamos con la visión mágico-demoniaca prehomérica. Los dioses olímpicos han sido concebidos ordenadamente, 'naturalmente', para aportar sin sortilegios dicha energía al cuerpo y al alma del hombre. Son dioses que anticipan la autonomía humana. Este punto me parece aún confuso. Espero que en los siguientes capítulos se aclare un poco.

Como antes dijimos, es Heráclito, con antecedentes en los líricos, quien por primera vez distingue el cuerpo (no ya sólo los miembros) del alma. La influencia heraclitea es esencial para el desarrollo del pensamiento griego y occidental. Son tres, según Snell, las características que Heráclito da al alma, al Logos, y que son indecibles e innecesarias para Homero:

1. La profundidad, infinitud del alma, frente a los límites corporales.

2. El alma es común a todos y a todo.

3. El alma se acrecienta a sí mismo. Es capaz de autodesarrollo. Sus leyes son distintas a las del cuerpo.

Todo el aparataje lingüístico que Snell usa, y todas las referencias que da, hacen imposible que valoremos sus tesis. Lo más llamativo para mí es intentar pensar al ser humano sin un alma radicalmente distinta del cuerpo y sin un cuerpo tal como nos han enseñado algunos presocráticos, Platón o Aristóteles. De todos modos, yo así lo he entendido desde hace mucho, de este 'alma' mortal separable del cuerpo encontramos reminiscencias en mucha literatura griega muy posterior a Homero. Algo se me escapa de lo que Snell dice.

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