"Para que la palabra no se realice es necesario que se pierda en su máscara", decía Leopoldo Mª panero hace 30 años, cuando su enfermedad era menos grave porque aún no era poética. La sociedad, un fantasma, y el pueblo un mitema (un sucedáneo de Dios o de la patria). El 'deber ser', la religión y el ideario político, un despótico orden impuesto... 'burgués' se decía entonces. La calle aburguesada es el lugar de la barbarie, la sociedades son en verdad tribus.
El verdadero discurso se encuentra, pero hay que buscarlo -y ya me dirán cómo sin recurrir a la ciencia heredada- en los múltiples microámbitos; comunas antipsiquiátricas, centros de rehabilitación de drogadistos, frentes homosexuales, etc
Un texto, para mí, esotérico o de cienciencia ficción, imposible de leer sin una sonrisa; ni el capitalismo, ni el marxismo, casi ni el anarquismo, los movimientos ultramarginales como paradigma... Y nosotros, sin decirlo ni reconocerlo, de vanguardia lista y ungida ¡Bla, bla, bla! Leopoldo María no sabía qué decía en aquella bonachona juventud suya. Fraseología del tiempo sólo en boca de quien de decirla vivía en los foros, revistas y bares caros, previo buenos estudios pagados, y amistades poderosas establecidas. A casi ninguno de aquellos fantoches engreídos ha perdonado el tiempo ni la verdad, aunque su pasado reescrito y su estela, sus restos, aún se utilizan propagandísticamente.
Leopoldo Mª Panero es una excepción; su individualismo 'microsocial' (su ser niño bien con buena cabeza y ganas de actualizar la heredad, renunciando al padre biológico y al estatal pero sin desdeñar la herencia) se mostró como individualidad creadora. Sus mitemas heredados y felices en poesía. De veinticinco años después son los versos siguientes. Pertencen a 'Erección del labio sobre la página', en mi opinión su libro más conseguido. Del poeta L.Mª Panero 'sin pasado' sí me gusta hablar, y me gusta leerlo, porque es un grandísimo poeta de otro tipo al habitual:
Oscuro es el río que a la nada conduce
como sombra en la sombra, como lobo
para el lobo, pez en el desierto
bocanada de moribundo
río sutil de la espera
porque vivir es sólo esperar la muerte.
Oh diente perfecto, contra el diente
boca contra la boca y espuma de la noche
contra la noche, contra la noche
en que un hombre vaga
hecho de nada y de silencio
como espuma
feroz de la boca de un idiota, oh noche
más atroz que la noche, en que la noche
se mira en un espejo, y un sapo
mira temeroso en los ojos de otro sapo
sin ojos.
Oh perfección oscura de la sombra
huésped de la sombra
amigo único del silencio
en donde mi madre huele a pez
-my mother is a fish, Faulkner lo dijo-
oh triunfo del falo en la tiniebla
para escupir con él contra la vida
contra la vida y el falo,
contra el viento.
Oh agujero hecho para cobijar la nada
y acogerla allí como un rezo
íntimo al desierto en que florezco
rezando aullidos a la nada
y floreciendo en el viento.
Oscuro es el secreto del lobo
secreto de sus dientes
perfección de su boca, labio para el viento
labio para la nada y la sombra,
labio cruel del viento.
Capturar al hombre
en la red del espejo
donde la nada reina
sobre el crepúsculo del viento.
Posdata paneriana: La máscara inféril pero más auténtica de la vida son las palabras, los poemas. La verdad del alma y de la poesía (y de todas las almas y todas las ciencias) es el abismo entre su decir y su actuar.
lunes, 10 de marzo de 2008
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