Antes de Stalin ya estaban Lenin -el inteligente y bondadoso Vladimir Ilich- Troski, Krilenko y otros actuando estalinianamente. La subversiva Conciencia y Justicia Proletaria ya había dinamitado el Estado de Derecho, el anterior y el futuro. Los tribunales la servicio de las necesidades políticas del Estado, y el uso legal del terror como actividad necesaria. Las Chekás, luego GPU, NKVD, KGB... La hambruna consentida y aprovechada políticamente del año 19. Las purgas contra los propios partidos de izquierda no bolcheviques -el ensañamineto con los eseristas del año 22-, los procesos contra la Iglesia, desde el año 18, o el linchamiento moral y judicial de los intelectuales no bolcheviques.
"El 15 de septiembre de 1919, en una carta a Gorki, Vladimir Ilich respondía a las gestiones de éste en favor de los intelectuales detenidos. A propósito de la masa fundamental de la intelectualidad rusa de entonces (los denominados 'simpatizantes de los kadetés') escribía Lenin: 'en realidad no son el cerebro de la nación, sino la m...' En otra ocasión, le dijo a Gorki: 'será culpa suya (de los intelectuales) si rompemos demasiados cántaros... Si buscan la justicia, ¿por qué no acuden a nosotros? De los intelectuales sólo me han llegado balas."
Dice Lenin en carta a Kurski:
"...se trata de exponer abiertamente una tesis, políticamente válida (más allá de lo meramente jurídico), que motive la esencia y la justificación del terror, su necesidad y sus límites. La justicia no debe abolir el terror; prometer tal cosa sería engañarse a sí mismo y a los demás. Hay que fundamentarlo y legitimarlo, de manera clara, sin falacias ni adornos. Hay que hallar una fórmula lo más amplia posible, ya que sólo la noción de justicia revolucionaria y la conciencia revolucionaria pueden establecer las condiciones idóneas para una más o menos extensa aplicación práctica."
lunes, 3 de marzo de 2008
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