sábado, 22 de marzo de 2008

El origen de la conciencia histórica

Cap.9 de 'El descubrimiento del espíritu' de Bruno Snell. 'El origen de la conciencia histórica'

Heródoto es el padre de la Historia. Heródoto distingue con espíritu crítico, rastreando la verdad, lo que él mismo ha visto, lo que sabe por testigos oculares y lo que sólo es rumor. Pero el pueblo griego está desde mucho antes en relación con la Historia, con el pasado no mítico: la 'Iliada' no es sólo una obra épica, sino que en ella se refleja cómo el griego desde la caída de Troya (s.XII aC) hasta los tiempos de Homero (s.VIII aC) se concibe a sí mismo como un gran pueblo venido a menos. Una nación que desde incontables generaciones ha tenido su enemigo potencial y real en el Oriente. La 'Iliada' no es sólo una obra de entretenimiento, ni una obra que habla de los dioses y los héroes humanos, sino que representa también el pasado y el presente 'político' de Grecia. Cuando empiezan las Guerras Médicas (s.V aC) los griegos creen estar repitiendo la expedición a Troya, y con ese argumento piden los espartanos el mando de la coalición helénica.

"El espíritu ilustrado que se abre camino en los versos de Solón y el despertar de la conciencia de la responsabilidad personal hacen más urgente la cuestión de saber por qué ha desaparecido el esplendor de la época heroica. ¿No tuvo que ocurrir algo horrible para que los dioses castigaran con tanta severidad el antiguo mundo de los héroes?"

Es evidente que las cosas graves hubieron de ocurrir en las casas de los príncipes, pues Grecia no ha sido invadida ni destruida por los Bárbaros. Las grandes ruinas lo son de palacios malditos... el de Edipo, o el de Atreo, por ejemplo.

"los griegos adquirieron conciencia histórica cuando creyeron que, tras un período de esplendor, les tocaría vivir una oscura época de castigo. Así aprendieron a guardarse de la hybris; el horror al terrible poder de los dioses vengativos les enseñó la sophrosine, la prudente moderación, que se convertiría en una virtud específicamente griega."

El mito de las edades de Hesído puede explicarse desde este punto de vista. La edad de plata fue castigada por los dioses por impiedad, pero la siguiente, la de los héroes, se destruyó a sí misma. Vivimos en la quinta, la de hierro, que es la peor de cuantas ha habido.

"Solón lo explica con mayor claridad que nadie: Zeus castiga la injusticia, aunque su venganza alcance a los hijos y a los hijos de los hijos; la diké sabe lo que ocurre y lo que ocurrió y exige la expiación en el tiempo." Las reformas de Solón son realizadas con una intención histórica. Los griegos empiezan a entender su historia como la de la diké; esto les hace superiores a los bárbaros.

Pero no hemos de creer que son los dioses los actores de la historia. La historia es humana, y no tiene marcado ningún fin por Zeus. Los dioses, eso sí, están vigilantes para castigar los actos de hybris y adiké. En la Historia de Heródoto caben la envidia, los errores humanos, el azar, etc. Sólo hay el límite metafísico de la 'envidia de los dioses' que prohiben al hombre lo que es demasiado grande.

Tucídides aclara más la propuesta de Heródoto. "Mientras los hombres sean como son, continuará sucediendo lo que aquí describo... Cuando los hombres tienen poder, ignoran sus posibilidades y confían demasiado en sí mismos: por eso se derrumban." Los hombres no aprenden nada de su historia.

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